viernes, 30 de octubre de 2015

Ya casi es Samhain...

A un día de celebrar Samhain o Halloween para l@s más modern@s, regreso por aquí para contarles algo…



No quise escribir nada sobre la historia que hay detrás de esta celebración , su simbolismo, como celebrarla y demás; porque internet está sobresaturado de publicaciones (algunas más completas que otras) que hablan sobre el tema, además de los muchos libros que también lo explican; así que, si son curios@s; a estas alturas ya deben de haber leído bastante al respecto. Solo diré que para las brujas, Samhain es la fecha más importante de nuestro calendario, porque marca el fin y el inicio de la rueda del año; es el tiempo en el cual el “velo del tiempo” se levanta y los muertos vienen a nuestro mundo o nosotros podemos ir al suyo, un tiempo adecuado para la adivinación pero sobre todo para la reflexión.


Este es el momento en el cual las brujas hacemos el recuento de lo que hemos aprendido y de lo que nos ha tocado este año, y en la hoguera de Samhain quemamos toda la mugre energética que hemos acumulado, todo aquello que no funciona para nosotras; pero sobre todo, es el momento en el cual recordamos y agasajamos (al menos aquí en México así lo hacemos) a nuestros antepasados, a nuestros muertos. 



Y es precisamente por esto, que escribo estas líneas; porque las brujas aparte de recordar a familiares y amigos ya fallecidos, en esta noche tan especial, rendimos también homenaje a todas esas mujeres que fueron condenadas en tiempos antiguos. En torno a la hoguera, que ha sido vida y muerte de las mujeres en general, y de las brujas en particular, es que las recordamos en esta fecha
.

Para recordarlas, en este día se quema una cuchara de madera, ya que esta es el símbolo que representa a todas esas mujeres que fueron perseguidas y asesinadas. Antes de arrojar la cuchara al fuego, se dice una plegaria en recuerdo de ellas; como esta que pongo a continuación:

“Que la bendición la Gran Diosa caiga sobre nuestras cabezas esta noche. 

Que nos bendiga porque somos mujeres, y hoy vivimos en un mundo donde los hombres nos aman y nos entienden cada vez más. No obstante, tenemos aún en el cuerpo la marca de las vidas pasadas y estas marcas duelen todavía.

Que la Diosa nos libre de esas marcas y apague para siempre nuestro sentimiento de culpa. Nos sentimos culpables cuando salimos de casa, porque estamos dejando a nuestros hijos para ganar su sustento. Nos sentimos culpables cuando nos quedamos en casa, porque parece que no aprovechamos la libertad del mundo. Nos sentimos culpables por todo, y no podemos ser culpables porque siempre estuvimos distantes de las decisiones y del poder.

Que la Diosa nos recuerde siempre que fuimos quemadas y perseguidas porque predicábamos la Religión del Amor. Mientras las personas intentaban parar el tiempo con la fuerza de la represión y el pecado, nosotras nos reuníamos en las fiestas prohibidas para celebrar lo que aún había de bello en este mundo. A causa de esto, fuimos condenadas y quemadas en las plazas.

Que la Diosa nos recuerde siempre que, mientras los hombres eran juzgados en la plaza pública a causa de disputas de tierras, las mujeres eran juzgadas en la plaza pública a causa de adulterio. 

Aquí está el símbolo del martirio de nuestras antepasadas. Que la llama que devoró sus cuerpos mantenga siempre encendidas nuestras almas. Porque ellas están en nosotras. Porque nosotras somos ellas”.                                                                                                                  Brida (Paulo Coelho)


Culpa; las mujeres somos especialistas en sentirnos culpables, tal parece que ya lo traemos en el ADN; las culturas y las sociedades patriarcales se han encargado de hacernos creer que la mujer es un ser inferior al cual hay que tener maniatado y sometido no sea que se vaya a rebelar. Cierto es que ya hemos hecho considerables avances al respecto, y que hoy la gran mayoría de las mujeres tenemos la libertad de elegir qué hacer con nuestras vidas y cómo vivirlas; a diferencia de hace 50, 100 o 200 años. Sin embargo, y a pesar de todo, siempre hallamos algo de lo cual sentirnos culpables: que si no le dedicamos suficiente tiempo a la familia y amigos, que si nos compramos algo que tal vez no necesitábamos, que si nos quedamos dormidas, que si comimos de más, que si dijimos que no o por el contrario, dijimos que sí, etc… la culpa siempre encuentra un recoveco por el cual colarse. 

Cuesta trabajo deshacerse de ella pero no es imposible, se los digo yo que a estas alturas de mi vida realmente ya no siento culpa por lo que hice, dije o dejé de decir y hacer, sin embargo debo reconocer que es un largo y arduo camino y se precisan de ciertas “cualidades”, hay que ser cínica, egoísta y un tanto desalmada (así me han descrito algunas personas que me conocen bien) o diciéndolo de una manera más elegante; hay que ponerse en el primer lugar de nuestra lista de prioridades; y además, yo le agregaría que hay que ser responsable, porque una cosa es ponernos en primer lugar y otra muy distinta mandar nuestras responsabilidades al caño y dedicarnos a vivir la vida loca.



Así que esta mágica noche de Samhain, además de recordar a nuestros muertos, de reflexionar y sacarnos toda la mugre energética y todo aquello que no funciona en nuestras vidas; además de recordar a nuestras antepasadas brujas, quememos también la culpa que nos corroe el alma y que muchas veces nos impide ser felices.

Feliz Samhain, Bendit@s sean…  



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