lunes, 21 de marzo de 2016

La Soga del Muerto...

Hace poco más de 10 años inicié mi proceso de sanación personal; y el día de hoy puedo decir que este ha concluido de manera exitosa; soy una mujer completamente diferente a la niña-joven que buscaba con desesperación su lugar en este mundo. He dejado mis bloqueos, mis dudas, mis tristezas y mis miedos atrás; he lavado mi dolor con un caudal de lágrimas y he debido aprender de la forma más difícil, a través del día a día y las pruebas que la Vida y el Universo me han puesto; de que y para qué estoy hecha. 
Hoy, me siento por fin completa; tengo un hombre maravilloso a mi lado que ha sido pieza clave en todo mi proceso; ya que cuando otras personas, e incluso yo misma no creíamos en mí; él sí lo hizo y en todo momento me alentó a buscar mi destino y seguir mi propio camino. Tengo tres hij@s precios@s que me escogieron para ser su madre, y para venir a enseñarme nuevas lecciones cada día y hoy que por fin he entendido y asimilado todo el aluvión de "calamidades" o pruebas que me fueron puestas; la Vida y el Universo comienzan a recompensarme y yo comienzo a cosechar los frutos de todos estos años de trabajo invertidos en mi persona. El camino ha sido duro, el proceso muy difícil y el aprendizaje ha sido inmenso. El día de hoy cierro un capítulo muy largo y estoy lista para iniciar otro; uno que hasta hace días me parecía que sería mi mayor prueba hasta ahora, pero ya no más pruebas; lo que viene será muy distinto, estoy lista para todo...
Hace unos 8 años tuve conocimiento de lo que es la Ayahuasca, en teoría claro; y como persona curiosa que soy, me dediqué a investigar y recabar toda la información que pude sobre ella; en ese momento nació en mí el fuerte deseo de tomarla, y en mi interior, me aseguró que algún día eso pasaría; incluso llegué a pensar que debería viajar al Amazonas para poderlo hacer; en ese momento no tenía los medios económicos para realizar un viaje así y sigo sin tenerlos; pero el día de hoy estoy totalmente convencida de que en esta vida nada es casualidad y que cuando algo es para ti, llega cuando te tiene que llegar; no antes no después.
Antes de seguir contando mi experiencia les diré a grandes rasgos que es la ayahuasca, para quienes no la conozcan. Quienes sí lo sepan, igual pueden saltarse esta parte y seguir leyendo más abajo mi vivencia con esta medicina.
La Ayahuasca es una planta, una liana; originaria del Amazonas la cual mezclada con otra planta llamada Chacruna da como resultado la Bebida (Medicina, brebaje, pócima, infusión), llamada Ayahuasca (también llamada Yage o La Soga del Muerto). Utilizada desde hace más de 5000 años por los Chamanes, Curanderos o Maestros Ayahuasqueros del Amazonas como un camino para obtener la expansión de la conciencia (Sujeto – Alma). Y en tiempos actuales es usada en Perú en centros para rehabilitar toxicómanos o personas adictas a drogas duras o prohibidas y drogas legales como pastillas antidepresivas. 

La bebida que se extrae de la planta Ayahuasca es la mayor fuente Vegetal conocida de dimetiltriptamina (DMT), este es un neurotransmisor producido naturalmente en nuestro cerebro desde la glándula pineal que es responsable de los sueños en la fase REM del descanso inconsciente. 
La Ayahuasca activa la glándula Pineal, esta glándula está estrechamente relacionada con las experiencias místicas y religiosas. La Ayahuasca es el relajante más potente del planeta que fue patentado en USA como antidepresivo y declarado patrimonio Cultural en el 2008 por el Gobierno Peruano según la RESOLUCIÓN DIRECTORAL NACIONALNº 836/INC. 
Así como la DMT está presente en la bebida Ayahuasca, nuestro propio cerebro produce y segrega naturalmente esta sustancia, la cual es la responsable de los sueños nocturnos. Es decir, cuando una persona se duerme, su cerebro empieza a segregar una sustancia química, equivalente a la DMT de la Ayahuasca, que permite precisamente, que la persona sueñe. El efecto de beber Ayahuasca, es entonces, algo así como experimentar un sueño, pero mientras estamos despiertos, o sea sueños lúcidos. Sentir los efectos de la Ayahuasca, es como soñar, pero con plena conciencia del contenido de las imágenes y de los contenidos emocionales que tiñen el sueño. Esto es, acceder a la infinita información que contiene nuestro sub-conciente o mundo espiritual. 

La ayahuasca coloca al cerebro en estados ampliados de vibración, trabajando de forma óptima y es así, como la persona alcanza estados elevados de conciencia. La ayahuasca NO es una droga, NO crea dependencia, NO provoca estados de alucinación desequilibrados, ni existe pérdida de la conciencia, por el contrario, el sentimiento es de total control, mayor lucidez mental, control del cuerpo, se sabe perfectamente donde se está. 
Cerca de 20 minutos luego de la ingestión de la ayahuasca, la conciencia se altera, cambiando las ondas cerebrales. Normalmente ocurre una reducción de la frecuencia respiratoria, disminución del metabolismo, de la presión sanguínea, cambio en el pH, etc y con ello aumenta la sensibilidad auditiva, olfativa, de la visión y el tacto. En este nivel de capacidad paranormal, aflora espontáneamente despertando las neuronas, aumentando la capacidad intelectual y creativa. 
El resultado es la pacificación gradual de la personalidad y de la mente, disminuyendo la ansiedad y el miedo, equilibrando el sistema nervioso (razón y emoción), permitiendo de esta forma que el cerebro pase gradualmente de estados Beta (actividad normal) hacia ondas Alfa (relajación) y llegando a los profundos estados Theta, donde ocurren las experiencias de éxtasis místico espiritual. 
Estas experiencias generalmente se asocian a ideas personales, idealizaciones intelectuales, reacciones afectivas así como experiencias espirituales y místicas profundas. 
Diversos estudios realizados por las entidades que comparten la ayahuasca certifican que los usuarios se vuelven personas equilibradas, con salud óptima y memoria, que poseen facilidad de aprendizaje, mayor paz de espíritu, un profundo respeto por la naturaleza y buscan de forma equilibrada promover la paz y la armonía. 
También se observan alteraciones de los parámetros básicos de la experiencia – identidad personal, conexión con el mundo exterior, temporalidad y los sentimientos de significación. En el pasado y hasta hoy la ayahuasca es uno de los pilares centrales de varias culturas tribales de la Amazonia. 
Resumiendo, la ayahuasca es una planta maestra que al ingerirla saca de nuestro interior eso que necesitamos sanar en ese momento de nuestra vida; la medicina bucea en nuestra propia oscuridad y hace emerger nuestros miedos, bloqueos y recuerdos negativos para sanarlos. O sea, que gracias a ella tomamos un atajo en nuestro camino espiritual, para llegar más rápido a la meta.
Como les comenté al principio de estas líneas, desde hace años yo tenía muchas ganas de tomarla, era una experiencia que me llamaba pero por distintas razones no pude hacerlo; al parecer en esto de sanarme a mi misma, me tocaba hacerlo de la manera difícil, sin atajos ni soluciones rápidas, sino que debía aprender, sacar y sanar todo lo que traía dentro de mí sin ayudas externas. La abuelita, como también llaman a la ayahuasca, te escoge y llega a tí en el momento que debe hacerlo, no antes, no después; y visto de esa manera, no era mi momento. A mediados del año pasado por fin sentí que mi proceso había terminado, ya podía hablar de mi pasado sin que este me doliera; por fin lo había entendido todo, el porqué de todo lo que me había sucedido, el porqué escogí esta vida que estoy viviendo, porque decidí venir al mundo y sobre todo, porque la vida y el Universo me lo pusieron tan difícil; fue algo curioso y maravilloso a la vez, como si las piezas de un rompecabezas se fueran colocando en su sitio todas al mismo tiempo. Por fin, después de tantos años, el miedo, el dolor y las lágrimas se habían ido; me sentía completa, plena, feliz...
Y sintiéndome así, el Universo puso ante mí la que hasta hace unos días consideraba sería mi última gran prueba: reencontrarme con mi pasado, volver al lugar donde inició todo, donde fui tan feliz y tan infeliz al mismo tiempo. Algo dentro de mi me decía que ya estaba lista, no sentía miedo pero si zozobra y ansiedad, y dentro de mí, pedía a gritos algo que me confirmara que todo iba a salir bien.
Y entonces, de repente; la ayahuasca llegó a mi; cuando menos me acordaba de ella, un día de repente, mi esposo me envió una información que había encontrado, de unas ceremonias que eran realizadas aquí en la ciudad donde vivo (yo que me veía viajando al Amazonas para tomarla); y en menos de dos semanas, se arregló todo para que yo pudiera participar en una de ellas. Después de todo lo que había leído sobre ella lo único que se me ocurrió pedir al momento de tomarla fue despertar algún poder dormido, también pensé que sonaba muy ególatra de mi parte pedir poder y que lo más probable es que la medicina me sacaría algún miedo que siguiera por ahí bien escondido en mi interior; de igual forma me hice muchas expectativas sobre que me iba a salir del cuerpo (o sea, me iría por ahí de viaje astral), ya que esta experiencia era recurrente en los testimonios que había escuchado de quienes ya la habían ingerido. A pesar de todo, cuando estuve frente a la hoguera y me llegó el momento de pedir, sólo me acordé del poder y de la fuerza que necesitaba para la gran prueba que se me avecina, y de repente claramente vi como uno de los troncos de la hoguera tomaba la forma de la cabeza de un negrito sonriente con sombrero y una frase resonó dentro de mi cabeza: Eleggua, el que te abre los caminos; y es que aunque no practico la religión yoruba, la figura de este orisha siempre ha llamado mi atención, incluso tengo una figura suya (hecha por mi), que no está preparada de acuerdo a los ritos de esta religión; pero el simple hecho de verlo ahí sobre la repisa donde lo he colocado, me saca una sonrisa cada que lo veo. Parpadeé varias veces pensando que ya estaba alucinando antes de tomar la ayahuasca, y dejé de parpadear también para ver si su imagen en el fuego desaparecía, pero no fue así; ahí siguió, siempre sonriente mientras hacía mi petición.
Y entonces, por fin; llegó el momento tan ansiado, tan esperado de tomar la medicina; me había preparado mentalmente para el sabor que no es muy agradable, aunque para ser sincera no fue tan malo como yo esperaba, digamos que sabe como a un macerado de madera agarroso; también me había mentalizado para las nauseas, el vómito y la diarrea que casi siempre llegan después de tomarla, y también para el frío, ese frío que sale de tu interior mientras el brebaje actúa, y que no importa que tanto te arropes o si el clima es caluroso, si el frío se presenta, lo sentirás intensamente; ya sabía y el chamán que ofició la ceremonia lo explico también, que por medio de estos síntomas, la medicina actúa para sacar aquello que está demás en nuestro cuerpo. 
Así que después de esa primera toma, tomé mi lugar y me senté a esperar junto con los demás que vivieron esa experiencia conmigo. Poco más de media hora después casi todos seguíamos tan lúcidos como llegamos, a excepción de tres que ya estaban teniendo su viaje personal, en medio de la oscuridad llegaba a mis oídos el llanto de uno de ellos; "Que bien por ellos", pensé; pero no me preocupé ya que tenía entendido que eran tres tomas las que debía ingerir. 
Por lo cual, cuando llegó la segunda toma, la ingerí con gusto y como no quedaba nada más que esperar, me acosté a contemplar la Luna que brillaba sobre mi en un claro entre los árboles y una estrella que brillaba más que las otras; a ratos miraba a los demás y me di cuenta que a muchos ya les estaba haciendo efecto, al menos en lo que al frío se refiere, ya que todos estaban hechos bolita, acurrucados y tapados hasta la cabeza; así que empecé a sentirme algo inquieta, porque yo no sentía nada de nada; pero como no había nada que hacer, pues seguí contemplando el cielo, de repente comencé a ver lineas de colores que pasaban ante mis ojos, y mis sentidos se agudizaron, me puse en un estado de alerta pensando que por fin algo pasaría, y que en cualquier momento saldría de mi cuerpo, y tal vez tendría algún tipo de visión; pero no, la abuelita tenía otros planes para mi, mientras yo esperaba algo prodigioso, vi con toda claridad como del cielo, descendió un rayo de siete colores y cayó sobre mí a la altura del plexo solar; sentí claramente la descarga eléctrica que cimbró todo mi cuerpo, una sensación y un hormigueo que me duró unos diez minutos; recuerdo que solté una palabrota y que me negué a cerrar los ojos esperando algo más. Y si pasó algo más, ya que poco después llegaron las náuseas, y un malestar terrible; eructo tras eructo salían de mi boca y el pensamiento de que por nada del mundo bebería la tercera toma se instaló en mi cabeza mientras me retorcía en mi bolsa de dormir. 
Sin embargo, así como llegó el malestar se fue, y yo me encontré tan lúcida como al principio, así que cuando el chamán preguntó que quién queria su tercer vasito, yo fui la primera en alzar la mano, y junto conmigo, cuatro o cinco personas más. Cómo sabía que esa era mi última oportunidad de ver algo, o salirme del cuerpo, me tomé la tercera dosis y me acosté a esperar; y no tuve que esperar mucho, ya que las náuseas regresaron y esta vez venían acompañadas de vómito y poco después la diarrea se hizo también presente; mientras caminaba hacia el baño tenía la sensación de que el piso se movía y me sentía completamente drogada, pero a la vez plenamente consciente de donde estaba y de todo lo que me rodeaba; cuando regresé del baño, caí en la cuenta de que no vería nada extraordinario, ningún familiar muerto se comunicaría conmigo, no tendría alguna regresión a mi niñez y por supuesto tampoco me saldría de mi cuerpo; así que me dediqué a observar a los demás y de repente ante mis ojos se empezaron a formar patrones de formas circulares o cuadradas de colores muy vivos, figuras que se unían para dar forma a las cosas: al fuego de la hoguera, a los árboles, a las personas, a las casas e incluso al mismo aire; haces de energía que nos conectaban como un todo a la Tierra. En ocasiones anteriores ya me ha tocado ver eso, así que no le di mucha importancia; por lo que caí en la cuenta, de que no pasaría nada más, así que me dispuse a dormir un rato. Mientras trataba de dormir, veía claramente como una serpiente ascendía por la espalda del chico que tenía a un lado, recorriendo su columna hasta llegar a su cabeza, pero como había leído con anterioridad algo sobre esa serpiente, pues no le di gran importancia y decidí mejor cerrar los ojos.
Cuando desperté calculo yo que un par de horas después estaba completamente lúcida; y casi todos los demás también; así que llegó el momento de contar la experiencia que tuvo cada quien; y mientras escuchaba como una chica se convirtió en lobo, otra regresó a su niñez, una más se fue de viaje astral a otro estado del país, y otra vió a la muerte y una más dijo que se sintió morir; y alguien más habló con un amigo muerto; yo me sentía totalmente estafada y algo decepcionada porque lo más interesante que yo tenía para contar era que me había caído un rayo de siete colores. 
Así que cuando llegó mi turno me limite a contar eso y de repente se hizo la luz en mi cabeza. "Un rayo, recibiste un rayo de siete colores, y dices que no te pasó nada?" me dijo la chica que asistió al chamán durante la ceremonia, mientras este solo me miraba y sonreía. "Estás completa, no te falta ni te sobra nada; no hay miedos ni bloqueos dentro de tí; puedes hacer lo que quieras". Y ahí fue donde por fin me cayó el veinte, la ayahuasca no te da lo que tú esperas, sino lo que necesitas; yo esperaba muchas cosas pero lo que me dió fue lo que pedí frente a la hoguera: poder y fuerza, la confirmación de que mi proceso está terminado, y que lo que me espera ahora no es una prueba más, sino una oportunidad para poner en práctica todo lo que he aprendido; ya no hay miedos, ya no hay bloqueos, ya no procesos personales pendientes. Dicen que la verdadera ceremonia empieza días después de tomar la medicina, que lo que se vive mientras la tomas, es solo la punta del iceberg, que el verdadero aprendizaje y los resultados se ven incluso hasta casi un año después; así que si la abuelita me confirmó que estoy lista para lo que viene, confió en que me dará los medios y la sabiduría para hacer las cosas de la mejor manera. Por fin estoy completa. Por fin puedo llevar a cabo la misión para la cual vine a este mundo, en esta vida. Por fin soy una bruja poderosa, libre y feliz... 


Bibliografía:
-http://ayahuasca.com.pe/index.php/Que_es_Ayahuasca

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